Crónicas ibéricas de David Fernández de Castro

Casi nadie se acuerda ya de George Borrow, pero a mediados del siglo XIX, en pleno Romanticismo y en una España metida hasta el cuello en las guerras carlistas, los del pueblo llano y no tan liso solían llamarle «Jorgito el Inglés»*.

Llegó a España desde Portugal como agente de la Sociedad Bíblica con base en Londres y con la intención de vender todos los libros sagrados protestantes que pudiera. Como comercial no tuvo mucho éxito pero su paso por este país, experiencia que trasladó a varios libros, sirvió (y sirve) a muchos artistas de inspiración para sus obras. El más importante, La Biblia en España, fue traducido por Manuel Azaña. El más curioso, la traducción del Evangelio de San Lucas al caló, dialecto gitano, demostró su fascinación por este pueblo, sensación que se mantuvo en The Zingali, también dedicado a los gitanos.

Me gustan los relato-crucero porque logran despertar mi entusiasmo lo suficiente como para viajar de un libro a otro hasta llegar a la fuente original. David Fernández de Castro siguió los pasos de Borrow por España de norte a sur. Queda poco ya de la España del vendedor de biblias. Y pese a que los huecos están rellenos de chascarrillos históricos, anécdotas actuales y mucho cariño hacia sus anfitriones, el conjunto sirve como mapa: George Borrow es el tesoro y todos los libros que se han escrito sobre él los pasos para llegar hasta él.

*En el libro, Jorgito está escrito Jorjito. Creo que es incorrecto y por eso lo he cambiado.