Archivo de la etiqueta: Rennes-le Château

Rennes-le-Château – Saunière´s Secret de Jean-Luc Robin

Rennes-le-Château - Saunière´s Secret  Jean-Luc Robin conocía las leyendas maravillosas que circulaban sobre el párroco de Rennes-le-Château desde que tenía siete años. Ya adulto, vivió durante mucho tiempo en la mansión que se construyó Bérenger Saunière y a lo largo de los últimos años de su vida dedicó su tiempo a convertir gran parte del pueblo en un museo al que, desde entonces, han acudido miles de curiosos de todo el mundo. Como hombre detrás de la barra, Robin tuvo acceso a todo el archivo de Saunière y fue testigo de las barbaridades que los cazatesoros cometieron con el pueblo (no en vano está prohibido excavar).

La historia de Rennes-le-Château y de su párroco es el cuento de un hombre que se hizo millonario después de encontrar un tesoro en las obras de reforma de la iglesia. En lo que nadie se pone de acuerdo es en el contenido de ese tesoro: si oro, si documentos capaces de derrocar a los poderes mundiales, si la prueba de que Jesús fue hombre, se casó y tuvo hijos o si Saunière se forró vendiendo misas de forma ilegal (es decir, sin declarar los beneficios a sus superiores). Robin no demuestra nada porque no hay nada que demostrar. Se limita a hacer un recorrido por la vida del párroco y por la situación del pueblo desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. No le hace falta desmentir ciertas teorías porque escapan al sentido común pero su opinión se acerca más a la de los que piensan que el cura encontró algo en las famosas obras. Aun así, es el libro más serio y mejor documentado de todos los que he leído sobre este tema.

Y hay algo más de lo que Robin habla y que muchos que van al pueblo ignoran porque están demasiado ocupados buscando el tesoro: el paisaje. Rennes-le-Château está en una colina a la que se accede por una carretera llena de curvas. Son diez kilómetros desde el plano hasta la cumbre. Yo estuve allí hace tres años en una mañana de Junio y creo que muchos deberían replantearse el concepto de tesoro.

Tesoro

La clave del enigma sagrado de Henry Lincoln

Mi interés por estos temas no surgió después de El código Da Vinci, sino tras jugar a una gran aventura gráfica: Gabriel Knight 3. En mi ignorancia pensé que la idea original era de Jane Jensen, pero varios libros, entre ellos El enigma sagrado, me demostraron que no.

Salvo excepciones de las que hablaré aquí más adelante (unas por extravagantes y otras por válidas), el noventa por ciento de este tipo de libros asegura con rotundidad que el santo grial del medievo es en realidad la sangre real de la unión entre Jesús y María Magdalena. Ésta emigró a Francia embarazada y los descendientes de sus hijos (nunca me ha quedado claro si uno o varios) con el paso de los siglos formaron la dinastía merovingia francesa.

Algunos aderezan esta idea con un vínculo templario, otros añaden la masonería y muchos las dos cosas a la vez. Los más osados aseguran que María, descendiente de la tribu de Benjamín, participó en una treta dinástica de ciertos sacerdotes para dar a luz al heredero del trono del rey David y los más surrealistas mezclan todo para echar leña al tema de las conspiraciones mundiales. Y, por supuesto, todo sin contar con una fuente histórica fiable. Porque no existe. Las supuestas alusiones a Jesús en ciertas fuentes romanas y en las Antigüedades judías de Flavio Josefo fueron introducidas a posteriori por la iglesia católica. Sin embargo, yo disfruté bastante con esos libros. Para mí eran como novelas históricas con ciertas licencias. Como no había pruebas, cualquier teoría podía ser posible.

En La clave del enigma sagrado Henry Lincoln no cuenta nada. Recuerda sus momentos en la investigación del misterio de Rennes-le Château (donde supuestamente está la tumba de Jesús) y se desdice de todo lo que sostuvo con tanta seguridad en sus libros para sustituirlo por la certeza de que los medievales construían con tal precisión geométrica que hoy en día solo podría hacerse con tecnologías tipo GPS. Y se queda tan tranquilo.

Que este libro sirva como ejemplo de la cantidad de mentiras pseudohistóricas que se publican sin ningún pudor y de la dignidad en la que se plantan este tipo de autores cuando fueron ellos mismos los que distribuyeron esas mentiras (inducidos por fuerzas misteriosas y también mentirosas) o no.