Un lector llamado Federico García Lorca de Luis García Montero

I.

Una persona hace suya la literatura cuando busca en ella los sentimientos y las razones que le sirven para comprender el sentido de la verdad en su vida.

II.

Ni siquiera los seres más libres dejan de pertenecer a su tiempo, a su historia. En esta inercia paradójica, la familia, que es la primera institución de la máscara social vigilante, puede aparecer también como el primer refugio.

a red herring without mustard de alan bradley

I.

It was a stupid thought, and I realized it instantly. I´d learned quite early in life that the mind loves nothing better than to spook itself with ourlandish stories, as if the various coils of the brain were no more than a troop of roly-poly Girl Guides huddled over a campfire in the darkness of the skull.

II.

It always surprises me after a family row to find that the world outdoors has remained the same. While the passions and feelings that accumulate like noxious gases inside a house seem to condense and cling to the walls and ceilings like old smoke, the out-of-doors is different. The landscape seems incapable of accumulating human radiation. Perhaps the wind blows anger away.

Steinbeck: A life in Letters

I.

All the goodness and the heroisms will rise up again, then be cut down again and rise up. It isn´t that the evil thing wins -it never will- but that it doesn´t die. I don´t know why we should expect it to. It seems fairly obvious that two sides of a mirror are required before one has a mirror, that two forces are necessary in man before he is a man.

II.

Spain wasn´t what we expected. I wonder what it was! It is a completely contradictory country. Everything you say or see or think is cancelled out by something else you see. It is a country about which it is impossible to make generalities.

La biblioteca en llamas de Susan Orlean

I.

Los libros son algo así como nuestro ADN cultural, el código de lo que somos como sociedad y también de aquello que conocemos. Todas las maravillas y los fracasos, todos los héroes y los villanos, todas las leyendas y las ideas y las revelaciones de una cultura permanecen para siempre en los libros. Destruirlos es un modo de indicar que esa cultura ha dejado de existir, que su historia ha desaparecido, que la continuidad entre el pasado y el futuro se ha roto. Apartar a una cultura de sus libros es como apartarla de su memoria, es como privarla de la capacidad de recordar sus sueños. Acabar con los libros de una cultura es sentenciarla a algo peor que la muerte: es sentenciarla a parecer que nunca existió.

Panegírico a la mujer sola

He muerto hoy. En el agua. Dicen que ahogada. Tienen todos los detalles: yo quería nadar hasta esa boya amarilla y en el camino algo me ha pasado. Dicen que un golpe contra la nada marina. Que un calambre. Que un paro cardiaco. Un niño ni de tres palmos dice que el mar no es lo que parece.

Me han encontrado flotando, boca abajo. Otra señora, como yo, que navegaba en una embarcación indefinida. Han intentado reanimarme durante mucho tiempo pero he muerto igual. A saber desde cuándo debía de llevar en el agua. Me han tendido sobre la arena, boca arriba esta vez, y me han tapado con una sábana blanca. Bien recogidita.

Durante un rato me han acompañado los siguientes: un helicóptero policial que volaba muy bajo para deleite de los chavales vivos, un vehículo acuático policial, cinco o seis policías locales debidamente uniformados y tres o cuatro socorristas.

Tras otro rato, me han colocado encima una sombrilla roja a modo de carpa circense. En pleno mes de julio un cadáver se descompone rápido. Así me llamo ahora: Cadáver. Unos cívicos les han indicado a los socorristas dónde estaba mi silla playera de rayas azules. Se la han llevado sin tomar huellas. No ha habido contemplaciones ni crimen, solo mi muerte.

Sigo aquí. Bajo mi sábana y mi carpa. La brisa me aletea. Al parecer de los bañistas de la sabiduría, no solo estoy sola en la muerte sino que también lo estaba en vida. Solas mi silla azul y yo. Al parecer.

Sigo aquí, como la vida. Una niña con bañador rosa pisotea mi arena. La sabiduría se baña con la curiosidad y los murmullos. Se giran y cuchichean para que no les oiga una muerta. Una caminante se persigna al pasar por mi lado. ¡Señora! ¿Dónde estaba su dios cuando yo estaba en el agua? ¿Y usted? ¿Y todos los demás?

Sigo aquí, aleteando. Unos aprendices están cazando un pez. Huele a muerto y no soy yo. Todavía. Los sabios sentados en corrillo aprueban la caza. Ninguno sugiere que cesen de torturar al pez. Creo que no han tenido suficiente con una muerte por hoy.

Sigo aquí, espero al juez. No al divino sino al que me va a levantar. Mi muerte no solo ha dado paso a otra vida dentro de mí sino que me han crecido unos enanos fabulosos alrededor. Coloridos y clementes. Sabios.

Sigo aquí y aquí seguiré siempre. Aleteando con la muerte.

(https://www.diarioinformacion.com/marina-alta/2019/07/15/banista-ahogada-denia/2169193.html)