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El canto del cuco de Robert Galbraith

El canto del cucoCuando hace dos años hablé de Una vacante imprevista, la anterior novela de J. K. Rowling antes de que decidiera (sabiamente) emplear un seudónimo, proclamé que no me iba a interesar nada de lo que escribiera en un futuro. Y, sin embargo, no he podido resistirme a El canto del cuco. Los motivos son los de siempre: la curiosidad y una pizca de lealtad. ¿Cómo será lo que ha escrito bajo seudónimo? ¿Cómo se enfrentará a la novela negra? ¿Las buenas críticas tendrán su base?

Empiezo por la respuesta a la segunda pregunta. El argumento, la historia, el caso no es ni mejor ni peor que otros. Simplemente es. Desde mi punto de vista, solo sirve como excusa para acompañar al desarrollo de Cormoran Strike, el detective de la triste, enorme y peluda figura. Lo importante no es quién mató a la modelo sino quién lo investiga. Su ayudante a tiempo parcial, Robin, también es trascendente, pero solo por su relación con él (de momento). El canto del cuco ha sido para mí como volver a jugar Gabriel Knight por primera vez. Gabriel es Cormoran, Robin es Grace. Hay diferencias, por supuesto, pero las bases son tan similares que la comparación es inevitable. Rowling nunca ha sido muy original y a mí nunca me ha importado.

Y hay un par de cosas más que me gustaría decir. Me gustan las citas de los clásicos (Lucio Accio, Boecio, Virgilio, Tennyson) y Rowling siempre será una narradora excelente. De las seiscientas páginas que tiene la novela, más de la mitad podrían ser paja pero no me di cuenta por su gran capacidad de describirlo todo sin sumirme en un sueño profundo. Leeré el siguiente.

Una vacante imprevista de J. K. Rowling

Una vacante imprevista

Supongo que ella en el fondo, lo sabe. Al menos si yo hubiera estado en su lugar, lo habría sabido. Justo después de escribir la última palabra de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, tuvo que tener una certeza: que todo lo que fuera a escribir a partir de ese momento no iba a obtener un juicio justo ni objetivo. Que todo pasaría por la lupa del éxito precedente. Que la exigencia sería mucho mayor y mucho más severa. Que toda su literatura sería siempre una comparación. Es triste, sí, pero ni siquiera Arthur Conan Doyle pudo librarse de Sherlock Holmes. Ni después de muerto el detective.

Trato de ser objetiva y justa, pero ante esta especie de reseña tengo que reconocer que, justo cuando cerré las tapas de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, dejó de importarme lo que J. K. Rowling fuera a escribir en un futuro (si no tenía nada que ver con el mago). Y, efectivamente, así ha sido. Para mí los libros de Harry Potter tienen muchas virtudes, pero no todas son literarias. Dicho de otra forma, no encontré nunca algo excepcional en la forma de escribir de Rowling que me incitara a leer toda su obra (futura).

Además, hay algo de Una vacante imprevista que me ha decepcionado, y es la absoluta falta de originalidad de la historia. Ya sé que Rowling nunca lo ha sido mucho, pero el argumento, su desarrollo, su exposición y todo lo demás es demasiado común. Es simplemente una novela coral basada en la mezquindad de los habitantes de un pueblo con final esperado. Con virtudes, como el orden clásico y la empatía guiada hacia los protagonistas más jóvenes. Y con defectos, como lo forzado de la crudeza y lo previsible.

Reitero lo dicho al principio, así no va a haber modo de que se libre del mago.