Diez negritos de Agatha Christie

Diez negritos  Acabo de leer que Diez negritos es la novela de misterio más vendida de la historia (lo que no significa necesariamente que sea la más leída. De hecho hace unas horas también he leído en una biografía de Churchill que sus obras fueron éxitos de ventas, pero no de lecturas. Al parecer, su escritura era densa pero estaba de moda comprar sus grandes tomos). Sea como sea, no tengo ningún pero que ponerle a la historia de Agatha Christie. La atmósfera, que sí es un elemento estilístico literario, es lo mejor que tiene. La justificación del asesino, lo peor. Un autor moderno lo habría dejado todo en el aire. Total, si mueren todos, ¿qué más da? ¿Y quiénes son esos todos? Pues diez personajes invitados a pasar unos días en una mansión situada en una isla conocida como «del Negro», en la costa de Devon. En la primera noche, después de una cena exquisita en la que todos empiezan a conocerse, una voz que proviene de un gramófono dice sus nombres acompañados del asesinato que han cometido. Unos momentos después, comienzan las muertes. Muchos críticos se han centrado en el aspecto moral de la obra, pero a mí hay algo que me llama más la atención: sus distintos nombres en inglés.

Agatha Christie la tituló Ten Little Niggers. La palabra nigger, de etimología latina, comenzó a ser considerada como peyorativa en los Estados Unidos a principios del siglo XX, por eso la primera edición allí se tituló And There Were None. En la edición británica, la canción infantil que da pistas a los huéspedes sobre cómo van a ser sus muertes se titula igual que el título, pero en la edición estadounidense cambió por el de Ten Little Indians. No he podido encontrar una fuente fiable sobre el origen de la palabra indians, pero puede referirse a los indios de la India o a los indios nativos norteamericanos. Si hace referencia a lo segundo, el problema es el mismo que con la palabra nigger. Igual de peyorativo. ¿Entonces por qué?

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